Latinoamérica: más trabajadores sin contrato que con él
Redacción Protección Laboral14/12/2016
El empleo informal, comúnmente llamado “en negro”, es una cuestión que preocupa a todo el mundo. En los países latinoamericanos, especialmente, las cifras son muy llamativas. Según el último informe realizado por la OCDE en esta materia; hasta el 55% de los trabajadores de Latinoamérica trabajan sin contrato. Así, los países con mayores tasas de irregularidad son Honduras, Guatemala y Nicaragua, donde ésta es del 80%, nada menos. Uruguay, Chile y Costa Rica, por su parte, registran las cifras más bajas de informalidad, donde ésta es menor del 30%.
El informe establece que uno de los motivos más importantes por el que se trabaja tanto en negro es porque se trata de países donde los costes de formalización son muy altos. Especialmente para las pequeñas y medianas empresas o trabajadores a cuenta propia, que en muchas ocasiones no se lo pueden permitir. Los países con mayor carga fiscal sobre el trabajo son Brasil, Argentina, Uruguay y Colombia. Para poner un ejemplo, por cada 100 pesos que un empresario paga a un trabajador argentino, 34,6 son destinados a pagar impuestos y cuotas a la Seguridad Social.
A modo de comparación, Europa es una de las regiones con menos trabajadores informales (17%), aunque el porcentaje de España es mucho mayor que la media europea (57,9%), acorde a datos de 2015 de la OIT. La irregularidad en Alemania es sólo del 7,6% por ejemplo. Bien es cierto que el porcentaje de impuestos y cuotas a la seguridad social que se pagan de media en Europa se sitúan entre el 24 y el 26%. En este mismo informe, los países que registraron peores tasas se encontraban en el África Subsahariana y Asia.
Volviendo a Latinoamérica, la informalidad lleva sus consecuencias. La OCDE advierte que la región se ha visto atrapada en un “círculo vicioso de elevada rotación de personal, baja productividad, elevados costes laborales y alta informalidad”. Aun así, también admite que en la última década el desempleo y el trabajo en negro se han ido reduciendo poco a poco, pero que el contexto económico actual puede hacer revertir estos pequeños cambios. Al final, la recaudación de impuestos en estos países es menor y esto les supone un freno para la productividad y, por lo tanto, para su propia economía. Además de contar con menores regulaciones laborales, la zona latinoamericana también cuenta con menor protección al trabajador y sindicatos más débiles.
Los trabajadores se ven desprotegidos ante cualquier circunstancia que requiera atención médica y, además, no pueden cotizar ni contribuir en ningún sistema de pensiones. Pero también, en muchos casos, son ellos mismos los que prefieren trabajar en negro, ya que no encuentran los empleos lo bastante atractivos o simplemente porque no consiguen un trabajo en el circuito formal. El sector privado latinoamericano (quien emplea la mayoría de trabajadores) no genera suficientes trabajos de calidad comparado con otras regiones. De hecho, una investigación del Banco Mundial corroboraba que, en Latinoamérica, gran parte de los trabajadores informales por cuenta propia lo son voluntariamente.
Para ayudar a frenar el trabajo informal en América Latina, la OIT creó un programa llamado FORLAC, en 2013, con el objetivo de apoyar a los gobiernos e instituciones sociales y realizar la transición a la formalidad. Éste se basa en 4 áreas de trabajo:
1) Generación y diseminación de conocimiento sobre transición a la economía formal, a través de estudios de las iniciativas llevadas a cabo en países o sobre temas específicos. También se han apoyado las labores de homogeneización de estadísticas.
2) Asistencia técnica e intervenciones aplicadas en países específicos.
3) Promoción y desarrollo de capacidades de organizaciones de trabajadores y empleadores, con el objetivo de fortalecer las capacidades de los actores sociales en materia de transición a la formalidad.
4) Diseminación y difusión del programa.
Aunque, de momento, las cifras de informalidad no se han reducido desde la presentación del programa, puede que todavía sea pronto para desacelerar el volumen de economía sumergida latinoamericana. Podéis consultar más información sobre sus avances en .
Si alguien quiere aportar alguna otra causa o medidas para erradicar la informalidad, estaremos muy contentos de escucharlo.
. La parte de los costes no salariales del conjunto de la economía fue del 24,0 % en la EU-28, y del 26,0 % en la zona del euro. La parte correspondiente a los costes no salariales también varió sustancialmente entre los Estados miembros de la UE. Los porcentajes más elevados de costes no salariales del conjunto de la economía se registraron en Francia (33,2 %), Suecia (32,1 %), Italia (27,9 %), Bélgica, Lituania (ambos 27,8 %) y la República Checa (27,1 %). Los porcentajes más bajos de costes no salariales en el conjunto de la economía se registraron en Malta (6,6 %), Luxemburgo (13,5 %), Irlanda (13,7 %), Dinamarca (13,9 %) y Croacia (14,9 %).
El informe establece que uno de los motivos más importantes por el que se trabaja tanto en negro es porque se trata de países donde los costes de formalización son muy altos. Especialmente para las pequeñas y medianas empresas o trabajadores a cuenta propia, que en muchas ocasiones no se lo pueden permitir. Los países con mayor carga fiscal sobre el trabajo son Brasil, Argentina, Uruguay y Colombia. Para poner un ejemplo, por cada 100 pesos que un empresario paga a un trabajador argentino, 34,6 son destinados a pagar impuestos y cuotas a la Seguridad Social.
A modo de comparación, Europa es una de las regiones con menos trabajadores informales (17%), aunque el porcentaje de España es mucho mayor que la media europea (57,9%), acorde a datos de 2015 de la OIT. La irregularidad en Alemania es sólo del 7,6% por ejemplo. Bien es cierto que el porcentaje de impuestos y cuotas a la seguridad social que se pagan de media en Europa se sitúan entre el 24 y el 26%. En este mismo informe, los países que registraron peores tasas se encontraban en el África Subsahariana y Asia.
Volviendo a Latinoamérica, la informalidad lleva sus consecuencias. La OCDE advierte que la región se ha visto atrapada en un “círculo vicioso de elevada rotación de personal, baja productividad, elevados costes laborales y alta informalidad”. Aun así, también admite que en la última década el desempleo y el trabajo en negro se han ido reduciendo poco a poco, pero que el contexto económico actual puede hacer revertir estos pequeños cambios. Al final, la recaudación de impuestos en estos países es menor y esto les supone un freno para la productividad y, por lo tanto, para su propia economía. Además de contar con menores regulaciones laborales, la zona latinoamericana también cuenta con menor protección al trabajador y sindicatos más débiles.
Los trabajadores se ven desprotegidos ante cualquier circunstancia que requiera atención médica y, además, no pueden cotizar ni contribuir en ningún sistema de pensiones. Pero también, en muchos casos, son ellos mismos los que prefieren trabajar en negro, ya que no encuentran los empleos lo bastante atractivos o simplemente porque no consiguen un trabajo en el circuito formal. El sector privado latinoamericano (quien emplea la mayoría de trabajadores) no genera suficientes trabajos de calidad comparado con otras regiones. De hecho, una investigación del Banco Mundial corroboraba que, en Latinoamérica, gran parte de los trabajadores informales por cuenta propia lo son voluntariamente.
Para ayudar a frenar el trabajo informal en América Latina, la OIT creó un programa llamado FORLAC, en 2013, con el objetivo de apoyar a los gobiernos e instituciones sociales y realizar la transición a la formalidad. Éste se basa en 4 áreas de trabajo:
1) Generación y diseminación de conocimiento sobre transición a la economía formal, a través de estudios de las iniciativas llevadas a cabo en países o sobre temas específicos. También se han apoyado las labores de homogeneización de estadísticas.
2) Asistencia técnica e intervenciones aplicadas en países específicos.
3) Promoción y desarrollo de capacidades de organizaciones de trabajadores y empleadores, con el objetivo de fortalecer las capacidades de los actores sociales en materia de transición a la formalidad.
4) Diseminación y difusión del programa.
Aunque, de momento, las cifras de informalidad no se han reducido desde la presentación del programa, puede que todavía sea pronto para desacelerar el volumen de economía sumergida latinoamericana. Podéis consultar más información sobre sus avances en .
Si alguien quiere aportar alguna otra causa o medidas para erradicar la informalidad, estaremos muy contentos de escucharlo.
. La parte de los costes no salariales del conjunto de la economía fue del 24,0 % en la EU-28, y del 26,0 % en la zona del euro. La parte correspondiente a los costes no salariales también varió sustancialmente entre los Estados miembros de la UE. Los porcentajes más elevados de costes no salariales del conjunto de la economía se registraron en Francia (33,2 %), Suecia (32,1 %), Italia (27,9 %), Bélgica, Lituania (ambos 27,8 %) y la República Checa (27,1 %). Los porcentajes más bajos de costes no salariales en el conjunto de la economía se registraron en Malta (6,6 %), Luxemburgo (13,5 %), Irlanda (13,7 %), Dinamarca (13,9 %) y Croacia (14,9 %).
