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La fiebre del soldador

Redacción Protección Laboral01/07/2015
El humo de la soldadura contiene contaminantes que pueden dañar las vías respiratorias, los pulmones y el sistema nervioso e incluso provocar cáncer. Los daños son muy graves. En muchos casos los síntomas pueden tardar meses -incluso años- en manifestarse. La prevención pasa por una correcta ventilación del proceso, combinada con el uso de EPI.

En soldadura por arco, un soldador sin protección corre el riesgo de inhalar hasta medio gramo de partículas venenosas durante un turno de trabajo de ocho horas. La intoxicación llegaría a ser de 100 gramos al año, lo que representaría hasta 2,5 kilogramos en 25 años. Los soldadores tienen un 40% más de posibilidades de desarrollar un cáncer de pulmón que cualquier que fuman necesitan mayor protección que los no fumadores.

La fiebre del soldador

La fiebre por humos de metal es el trastorno agudo de la respiración más común que sufren los soldadores. Es una enfermedad similar a la gripe que dura de 24 a 48 horas. Típicamente es causada por exposición a humos de zinc, pero el cobre, magnesio y cadmio también se conocen como causantes de la fiebre por humos de metal. La exposición aguda a altas concentraciones de cadmio, sin embargo, puede ser más seria, produciendo irritación grave de los pulmones, edema pulmonar e incluso la muerte.

La fiebre del soldador es “una afección aguda que se da en trabajadores nuevos y en los que se reincorporan al trabajo después de un período de inactividad. Comienza con mal sabor de boca seguido de sequedad e irritación de la mucosa respiratoria que provoca tos y en casos aislados disnea y rigidez torácica. Estos síntomas pueden ir acompañados de náuseas y dolor de cabeza, y unas 10 a 12 horas después de la exposición, escalofríos y fiebre, que puede ser muy alta. Estos síntomas duran varias horas y van seguidos de transpiración, somnolencia y a menudo poliuria y diarrea. No existe ningún tratamiento específico y la recuperación suele ser completa al cabo de unas 24 horas sin que queden secuelas. Puede evitarse manteniendo la exposición a los vapores metálicos perjudiciales claramente dentro de los niveles recomendados, mediante el empleo de un sistema eficaz de ventilación local por extracción”, nos recuerda la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo de la OIT.


Los humos metálicos de la soldadura representan un serio riesgo higiénico
Los humos metálicos de la soldadura representan un serio riesgo higiénico

Los posibles accidentes y enfermedades profesionales a los que se expone el trabajador dependen de los contaminantes que se generen. También cabe destacar que un soldador puede realizar su trabajo en un lugar ocupado por otros trabajadores cuyas tareas estarán o no relacionadas con la soldadura. Estas situaciones requieren un buen análisis de coordinación de actividades empresariales para evitar que los riesgos derivados de las operaciones de soldadura afecten a otros trabajadores.

Los humos metálicos de la soldadura representan un serio riesgo higiénico

Pautas de selección de la protección para soldar


El tipo de protección respiratoria a elegir depende de la clase de contaminación que se haya de evitar y del lugar de uso del equipo. Las variables que determinan la elección del equipo de protección personal son:

-El contenido de oxígeno en el aire circundante

-El tipo de contaminación, partícula y/o gas

-La concentración de la sustancia contaminante

-El “valor límite higiénico” de la sustancia contaminante

Sobre el tipo de contaminante/s influyen:

-El material que se suelda y el tratamiento superficial que ha reci­bido o la forma cómo se ha limpiado.

-El electrodo de soldadura utilizado. Los electrodos están clasificados según el humo que desprenden. La Clase 1 indica el mínimo peligro, y la clase 7 la máxima peligrosidad. No obstante, lo que determina la protección respiratoria a elegir es siempre el tipo de contaminantes y su concentración en la atmósfera en que vaya a usarse el equipo.

La concentración viene determinada por:

-El método de soldadura. La soldadura con electrodo en general desprende la máxima cantidad de humo, seguida del MIG/MAG, la soldadura con plasma y el TIG.

-La intensidad de corriente. Cuanto más material sea preciso fundir, más alta será la temperatura y, en consecuencia, mayor cantidad de humo se generará.

-La ventilación y extracción de los humos en el lugar de trabajo y el entorno.

Cuando el material a soldar se ha tratado previamente con un disolvente, (tricloretileno), o la pintura contiene otros disolventes, se formarán gases muy tóxicos que requieren protección respiratoria del soldador (filtro combinado o un sistema de respiración con aire comprimido).

Si queréis leer el artículo completo, podéis seguir este enlace.

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