Despedir, un trabajo delicado
Redacción Protección Laboral15/09/2016
El tema de hoy no es que sea muy agradable precisamente, aunque creemos importante concienciar a quien alguna vez se vea envuelto en esta situación: la de tener que despedir a un empleado. Es probable que muchos jefes o mandos intermedios se hayan tenido que ver obligados a finalizar su relación profesional con alguien. Seamos sinceros, comunicarlo es algo difícil, por muy convencidos que estemos de la decisión. Aun así, hay que dar la cara y hacerle saber al trabajador lo más pronto posible que se va a quedar sin empleo, para que él pueda empezar a mirar otras opciones. Es su derecho.
Una reunión para comunicar un despido es una situación muy estresante y llena de tensión. De hecho, todo el proceso de evaluar la posibilidad de despedir a alguien conlleva estrés. Por eso, hoy nos permitiremos dar algunos consejos para hacer de este mal trago algo más llevadero de para el despedido. Ante todo, la persona que va a comunicar el despido debe buscar toda la empatía que haya en él para ponerse DE VERDAD en la piel de su interlocutor.
Como hemos comentado, el proceso de despido empieza mucho antes de esa tensa reunión. Para empezar, es clave tener claro que ésta es la mejor decisión posible. No despedimos a alguien por un motivo vago y del que él no estuviera al tanto. Si en algún momento no se ha desempeñado el trabajo correctamente o el trabajador no ha tenido un comportamiento adecuado, se le deberá llamar la atención de manera respetuosa. Estas llamadas de atención pueden ser avisos para ayudarle a cambiar su actitud o manera de trabajar y así evitar el despido. O bien, si no hay más remedio que despedir, a él no le vendrá tan de sorpresa. Para la persona o departamento que le escogió en un primer momento, también será un sano ejercicio asumir la responsabilidad de su error y mirar en qué ha fallado. Ya que si un perfil profesional no funciona en un puesto de trabajo, el error inicial se cometió durante el proceso de selección y, por lo tanto, es de la empresa.
En primer lugar, se deberá asignar a la persona correcta para llevar a cabo dicha tarea. De cara al futuro ex empleado, se recomienda que sea su responsable directo y que (aunque no haya sido así) actúe como si fuera su decisión. Le puede acompañar una persona de Recursos Humanos, que tendrá más experiencia a la hora de llevar a cabo despidos, pero su responsable también debe estar capacitado para hacerlo, dejando a RRHH un papel más testimonial y relacionado con los aspectos prácticos.
En cuanto a la manera, los expertos coinciden en que lo mejor es no andarse con rodeos e ir al grano. Hay quienes empiezan la conversación con algún comentario banal para rebajar un poco la tensión, pero eso sólo servirá para confundir más. Si antes comentábamos que se deben tener motivos sólidos para despedir a alguien, aquí es cuando los utilizaremos. El empleado merece saber por qué se queda sin trabajo y los motivos qué se le darán tienen que estar bien fundamentados. Ojo con ser demasiado sutil, ya que la persona podría pensarse que en vez de un despido solamente se le está dando un toque de atención.
Aunque sea una tarea que disguste, hay que implicarse en ella. Se deberá evitar mostrar sentimiento de culpabilidad pero, a la vez, demostrar que no nos estamos desentendiendo emocionalmente. Mirar a los ojos, demostrar que se conoce su trabajo y carrera profesional o no querer ir demasiado deprisa es básico para que el otro se sienta tratado con dignidad.
El momento elegido para dar la noticia también es importante. Aunque muchos eligen el viernes para que luego la persona no tenga que volver a la empresa, hay quien dice que es el peor día, ya que se le está obligando a salir sin poder despedirse de sus compañeros y además “amargándole” el fin de semana, que no podrá disfrutar porque aún estará digiriendo la noticia. Por los mismos motivos, también se deberá evitar despedir durante navidad o vacaciones.
Cuando los empleados ven que se ha despedido a alguien y no se les ha explicado el por qué, es muy fácil que aparezcan rumores que afecten al clima laboral. Una vez el ex empleado se ha ido, el mejor ejercicio de transparencia será convocar una reunión con los trabajadores para comunicar la noticia y, sobre todo, el por qué. Cuando se despide a un compañero, el resto de la plantilla puede sentirse amenazada y contraer estrés y ansiedad que, a su vez, podrían dificultar su trabajo. Por ello, a ellos también les debemos una explicación.
Una reunión para comunicar un despido es una situación muy estresante y llena de tensión. De hecho, todo el proceso de evaluar la posibilidad de despedir a alguien conlleva estrés. Por eso, hoy nos permitiremos dar algunos consejos para hacer de este mal trago algo más llevadero de para el despedido. Ante todo, la persona que va a comunicar el despido debe buscar toda la empatía que haya en él para ponerse DE VERDAD en la piel de su interlocutor.
Motivos sólidos
Como hemos comentado, el proceso de despido empieza mucho antes de esa tensa reunión. Para empezar, es clave tener claro que ésta es la mejor decisión posible. No despedimos a alguien por un motivo vago y del que él no estuviera al tanto. Si en algún momento no se ha desempeñado el trabajo correctamente o el trabajador no ha tenido un comportamiento adecuado, se le deberá llamar la atención de manera respetuosa. Estas llamadas de atención pueden ser avisos para ayudarle a cambiar su actitud o manera de trabajar y así evitar el despido. O bien, si no hay más remedio que despedir, a él no le vendrá tan de sorpresa. Para la persona o departamento que le escogió en un primer momento, también será un sano ejercicio asumir la responsabilidad de su error y mirar en qué ha fallado. Ya que si un perfil profesional no funciona en un puesto de trabajo, el error inicial se cometió durante el proceso de selección y, por lo tanto, es de la empresa.
Al comunicar la noticia
En primer lugar, se deberá asignar a la persona correcta para llevar a cabo dicha tarea. De cara al futuro ex empleado, se recomienda que sea su responsable directo y que (aunque no haya sido así) actúe como si fuera su decisión. Le puede acompañar una persona de Recursos Humanos, que tendrá más experiencia a la hora de llevar a cabo despidos, pero su responsable también debe estar capacitado para hacerlo, dejando a RRHH un papel más testimonial y relacionado con los aspectos prácticos.
En cuanto a la manera, los expertos coinciden en que lo mejor es no andarse con rodeos e ir al grano. Hay quienes empiezan la conversación con algún comentario banal para rebajar un poco la tensión, pero eso sólo servirá para confundir más. Si antes comentábamos que se deben tener motivos sólidos para despedir a alguien, aquí es cuando los utilizaremos. El empleado merece saber por qué se queda sin trabajo y los motivos qué se le darán tienen que estar bien fundamentados. Ojo con ser demasiado sutil, ya que la persona podría pensarse que en vez de un despido solamente se le está dando un toque de atención.
Aunque sea una tarea que disguste, hay que implicarse en ella. Se deberá evitar mostrar sentimiento de culpabilidad pero, a la vez, demostrar que no nos estamos desentendiendo emocionalmente. Mirar a los ojos, demostrar que se conoce su trabajo y carrera profesional o no querer ir demasiado deprisa es básico para que el otro se sienta tratado con dignidad.
El momento elegido para dar la noticia también es importante. Aunque muchos eligen el viernes para que luego la persona no tenga que volver a la empresa, hay quien dice que es el peor día, ya que se le está obligando a salir sin poder despedirse de sus compañeros y además “amargándole” el fin de semana, que no podrá disfrutar porque aún estará digiriendo la noticia. Por los mismos motivos, también se deberá evitar despedir durante navidad o vacaciones.
Bonus track: los que se quedan
Cuando los empleados ven que se ha despedido a alguien y no se les ha explicado el por qué, es muy fácil que aparezcan rumores que afecten al clima laboral. Una vez el ex empleado se ha ido, el mejor ejercicio de transparencia será convocar una reunión con los trabajadores para comunicar la noticia y, sobre todo, el por qué. Cuando se despide a un compañero, el resto de la plantilla puede sentirse amenazada y contraer estrés y ansiedad que, a su vez, podrían dificultar su trabajo. Por ello, a ellos también les debemos una explicación.
